UN ARTISTA Y DISEÑADOR CON UN PERFIL ÚNICO
Definirse como profesional siempre es complejo, especialmente dentro del sector de las profesiones creativas. Los matices juegan un papel relevante a la hora de interpretar de una forma u otra la idiosincrasia de un creador, y, habitualmente, es quien está al otro lado del texto, leyendo, quién finalmente lo define en base a su propia visión del arte, el diseño y la creación.
Ser capaz de definirse con claridad y precisión no es una opción, es una necesidad. Para poder encontrar tu lugar en el mundo creativo y colaborar de alguna forma con otros profesionales, grupos u organizaciones uno debe mostrarse, definirse, catalogarse. Por eso, esta labor aporta gran valor a la hora de generar sinergias, de unirse a quienes giran en torno a la misma esfera creativa y evolucionar.
Dicho lo anterior, catalogarse es siempre una tarea compleja y limitante, porque al igual que como seres humanos todos tenemos diferentes versiones de nosotros mismos, como profesionales creadores también, y centrarse o elegir una de ellas como característica clave o definitoria impide muchas veces mostrar la extension real de uno mismo como creador inquieto, complejo, versátil, polifacético e incluso a veces contradictorio.
Soy un artista profesional
Esta escueta y clara definición debe ser el inicio de la descripción de mi perfil porque engloba las dos características clave del mismo:
✒ Soy un artista. No soy un diseñador gráfico. No soy un decorador. No soy un profesional creativo. Soy un ARTISTA. Esta es la característica principal que define mi perfil actual.
✒ Soy un artista profesional. No me dedico a crear el arte que yo quiero para exponerlo en galerías o ferias de arte y venderlo. Creo obras de arte por encargo para clientes que desean contar con un auténtico artista que tenga la capacidad de adaptarse al cumplimiento de ciertos objetivos concretos.
Entrar en la interminable discusión de dilucidar si tiene más valor un artista que hace lo que quiere, lo expone y lo vende o un artista que es capaz de materializar cualquier cosa que le pidan es fútil, porque ninguno de los dos modelos tiene más valor que el otro, son simplemente perfiles diferenciados que requieren también de habilidades diferentes. Ambos tipos de artistas son genuinamente creadores que construyen, que desarrollan a partir de su propia inventiva obras con las que aportan a este mundo su visión de las cosas.
El artista que crea obras de arte por encargo para terceros no está limitado, generalmente, por instrucciones o definiciones estrictas sobre lo que debe conseguir. Se propone un objetivo más o menos abstracto o claro, según el caso, y es el artista quien decide cómo llegar hasta él.
Superando ya las necesarias pero genéricas definiciones sobre lo que es o no es un artista profesional que crea arte por encargo, voy a entrar a explicar qué es lo que realmente hago y cuál es la idiosincrasia y características particulares de mi perfil como artista profesional.
– Creo arte, usando herramientas digitales, que se fusiona con el interiorismo y la arquitectura en espacios físicos -. Esta definición, a priori, puede resultar difícil de entender, por eso me detendré a explicar, no sólo cómo trabajo sino los objetivos de mi trabajo:
TÉCNICA
Desarrollo mi arte usando herramientas digitales. La mayor parte (el 90%) de los proyectos de mi portafolio han sido creados usando técnicas y herramientas del mundo digital “tradicional” como el collage, la ilustración, la foto-manipulación o el modelado 3D.
Los proyectos desarrollados a partir del año año 2024 incorporan también herramientas de inteligencia artificial generativa como parte del proceso de creación, pero siempre como base de las creaciones, sustituyendo lo que anteriormente eran conocidas en el mundo creativo como “imágenes de stock”.
Mis creaciones artísticas siguen desarrollándose a través de mi talento en la composición, como siempre ha sido. Uso el poder de la IA para potenciar la calidad y le impacto de las imágenes de base, pero el trabajo que realizo sigue siendo el mismo que llevaba a cabo antes del comienzo de esta revolución digital.
PROCESO DE TRABAJO
Mi proceso de trabajo es complejo, ya que se fusiona con el de el equipo de diseño de interiores y el estudio de arquitectura. No creo arte decorativo, sino que desarrollo un concepto con significado. Los proyectos que desarrollo no son obras aisladas sino series de piezas que, en conjunto, desarrollan un concepto que transmite al visitante el significado que se esconde detrás e él.
A través del mensaje y los matices de cada obra de la serie, el espectador descubre, de forma progresiva, los diferentes ángulos y caras del concepto global que quiero transmitir.
El concepto de cada proyecto, pertrechado a través de una serie debe de obras de arte que, aún girando siempre alrededor de un significado común, cada una de ellas posee una idiosincrasia única, debe armonizarse con el espacio en el que se enmarca mucho más allá de la dimensión puramente técnica o estética.
Sin que exista una jerarquía entre las tres disciplinas que se interrelacionan en cada proyecto (arte, interiorismo, arquitectura), sí que existe un evidente protocolo: la arquitectura es el origen de los espacios físicos. El arte y el interiorismo se desarrollan generalmente de forma simultánea, retroalimentando el uno al otro, enriqueciéndose entre sí, estableciendo un diálogo bidireccional continuo.
Mis proyectos de arte crean entornos inmersivos, es arte en el cual el espectador puede sentir que está viviendo, efímeramente, dentro de él, y para lograr esta inmersión completa mis obras deben estar complementadas con los objetos y elementos que crea el interiorismo. La arquitectura juega el papel crucial de delimitar la forma y idiosincrasia de cada espacio.
SIGNIFICADO Y STORYTELLING
El significado que transmite el concepto de cada proyecto usa como vehículo de comunicación con el espectador el recurso de la creación de un storytelling que se desarrolla gradualmente a lo largo de las diferentes obras que interactúan con los espacios arquitectónicos y el interiorismo.
Este storytelling no es evidente, no se cuenta una historia usando recursos básicos, el espectador debe realizar un esfuerzo cognitivo y visual para encontrar los matices en cada obra que transmiten el mensaje que añade un “capítulo” al storytelling global del proyecto, que tiene como objeto final expresar un concepto.
Las obras que desarrollo en cada proyecto, no son, por lo tanto, escenas independientes y aisladas sino que existe una interrelación entre ellas que amplifica la sensación de estar realizando un recorrido a través de un storytelling que se desarrolla dentro de un contexto físico real.
INSPIRACIÓN
Todo artista tiene fuentes de inspiración que van más allá de su propio mundo interior. Los grandes artistas que inspiran mis obras en mayor medida, (enumerados en orden históricamente cronológico) son: Katsushika Hokusai, M. C. Escher, Salvador Dalí. Andy Warhol y Banksy.
VERSATILIDAD
Si me pidieran hablar de mí mismo como artista en tercera persona, calificaría como mi característica principal la de ser un artista versátil. La versatilidad, la dimensión extremadamente ecléctica de mi obra, es para algunos el motivo de admiración de mi trabajo y para otros una excusa con la que desvalorizarme a través de la idea de que “no soy capaz de tener un estilo propio”.
Soy capaz de desarrollar un estilo propio como lo son todos los artistas. Tener un estilo reconocible, una zona de confort y no salir nunca de ella, es la dirección que eligen la mayoría de artistas, y no es ni mejor ni peor opción que ser un creador ecléctico y versátil. Son formas diferentes de abordar el arte, cada una de ellas con sus pros y contras.
Aunque mi obra carece, deliberadamente, de un estilo fácilmente reconocible, todos mis trabajos tienen un toque personal único “el toque David Zuker” que sí puede ser identificable por quienes me conocen y siguen mi trabajo y trayectoria.
Estoy orgulloso de ser un artista tan ecléctico y versátil, es mi seña de identidad, mi personalidad como artista y como persona. David Zuker es una cosa y la contraria al mismo tiempo. Soy el día y la noche. La luz y la oscuridad. Lo abrumador y lo sobrio. El exceso y el sosiego.
Mi actitud camaleónica ante el arte tiene un aspecto de indiscutible ventaja ante el tipo de trabajo que desarrollo: dado que cada proyecto encierra un concepto, un storytelling único y genuino, sin interrelación con otros que haya desarrollado en el pasado, mi capacidad de dotarlo de un estilo totalmente diferenciado del resto de mis obras le ayuda a potenciar la sensación de que la obra tenga vida y personalidad propia.
MI PERSONALIDAD COMO ARTISTA: EL EXCESO Y LA ADRENALINA.
UN CREADOR INCOMBUSTIBLE
A diferencia de la mayoría de artistas, yo no soy capaz de trabajar bajo el sosiego y la tranquilidad. Creo a la velocidad de la luz. Cuando me siento frente al lienzo en blanco, una catarsis, un ataque de adrenalina recorre mi mente e inunda mi cuerpo. Esto no es una exageración o una recreación poética, es una descripción de cómo reacciono, de forma natural, orgánica, al proceso de creación artística.
Son pocas las personas que han podido contemplarme mientras trabajo. Soy un artista que se siente cómodo creando en la soledad, y tremendamente incómodo cuando es observado durante el proceso de desarrollo de una obra. Quienes han podido observar en tiempo real cómo trabajo, me han trasladado como feedback su asombro por la velocidad a la que me muevo en el lienzo.
No soy capaz de trabajar de otra manera. Elaborar obras de arte con lentitud y sosiego me produce ansiedad, por muy contradictorio que esto pueda parecer. Crear arte a la velocidad de la luz me relaja.
Soy un artista de excesos. Soy excéntrico. Soy nervio puro. Soy tan inconformista que asumo la inevitable realidad de que haga lo que haga en mi carrera jamás colmaré del todo mis necesidades como creador. Nunca es suficiente para mí. Siempre se puede hace más y mejor. Siempre se puede llegar más lejos. Siempre se pueden traspasar los límites un poco más.
LOS LÍMITES DEL SER HUMANO Y LOS DEL ARTISTA.
DOS MUNDOS OPUESTOS
Uno de los axiomas básicos de la psicología es que el ser humano tiende a ser incapaz de percibir los límites, las paredes de cristal en las que estamos encerrados y que siempre, desde que nacemos hasta que morimos nos impedirán llegar a traspasarlas, porque estas son parte del mundo y de nuestra propia naturaleza como seres humanos. Ser capaz de entender que dentro de esas “paredes de cristal” se puede vivir una vida plena en la que se goce de una intensa sensación de libertad es uno de los objetivos que todo buen terapeuta trata de transmitir a sus pacientes.
Como ser humano trabajo día a día por ser feliz y sentirme libre dentro de esos límites, pues esto es lo que me permitirá llevar una vida plena, con salud mental y equilibrio emocional.
Como artista, hago todo lo contrario, un creador no tiene ni debe ser equilibrado o mentalmente sano mientras trabaja. No es necesario llegar a tocar la locura de artistas como Salvador Dalí, pero sí es adecuado aceptar que, para llegar más lejos, hay que dialogar sin miedo ni prejuicios con el lado más neurótico y mentalmente inestable de uno mismo. De la locura nace la genialidad del artista. Pero esta debe equilibrarse también con un propósito.
Crear arte a través de la locura, sin más, es un objetivo poco ambicioso, más asociado a artistas amateur. Un artista profesional entiende que la virtud de la creación reside en equilibrar el riesgo de dar rienda suelta a su lado más extravagante y excéntrico con un propósito concreto, definido, planificado, razonado, que tenga un sentido y razón de ser.