Mi preferida entre las versiones del drama shakesperiano. Esta Julieta y este Romeo no pertenecen a familias enfrentadas: ella es una chica judia que intenta esconderse durante la invasión de Checolosvaquia por los nazis; él es un estudiante checoslovaco que debería mantenerse al márgen, sin implicarse.
No obstante, ambos pertenecen a grupos enemigos: los nazis, los colaboracionistas y la población temerosa de verse involucrada por un lado y por otro, una serie de personas entre las que se cuenta la protagonista, que han sido declarados enemigos.
El amor, como en la tragedia clásica, se abre paso entre el miedo y la desolación con un sentimiento de belleza, de delicadeza, de instantes únicos.
La película ejerce una rara atracción desde el primer momento; los ves tan vulnerables e indefensos, creyendo que podrán evadir la amenaza que los rodea …
La historia se rodó en Checoslovaquia, en 1960, tan solo 17 años después de todo aquello. El director, Jiri Weis, impregnó la narración de intimismo y emoción, sin ahorrar escenas donde se pone de manifiesto lo trágico de la situación.