Philippus Aureolus Bombast von Hohenheim, conocido como Paracelso nació en Suiza en 1493, en los albores del Renacimiento. Fue un médico, alquimista y filósofo. De alguna manera, fue un precursor de la homeopatía, investigó por su cuenta y de distanció de la medicina de su tiempo, razón por la cual se creó muchos enemigos.
Su padre fue un médico alemán, hijo natural no reconocido de un noble y que, amargado por este hecho, se retira a ejercer a un valle aislado, donde nacerá Paracelso.
Estos son unos párrafos de la semblanza que hizo C. J. Jung de este personaje:
A propósito del padre dice:
“Con qué derecho usaba él, que fue hijo natural, el apellido nobiliario del padre? Se adivina una tragedia espiritual. Su condición de noble y la ambición del mundo latían en sus venas. Nada influye espiritualmente con más fuerza sobre el ser humano, y en particular sobre los niños, que la vida de los padres que no ha llegado a ser vivida”.Y del propio Paracelso:
“Un amor grande y único le unió a su progenitor. Es éste el único hombre a quien recuerda cariñosamente. Un hijo tan fiel saldará la deuda contraída por el padre. Todo renunciamiento de éste se transformará en el hijo en ambiciosa pretensión. El resentimiento y la inevitable sensación de inferioridad del padre harán del hijo un vengador de la iniquidad sufrida” … “Tendrá que distanciarse también de sus amigos como consecuencia de su unión con el único amigo, con el padre, pues la endogamia del alma es susceptible de los grandes castigos del destino”. “Apenas llegó a la edad en que podía llevar armas, el hombrecito ciñó una espada muy grande, de la que pocas veces se separaba, especialmente porque en la empuñadura, que tenía forma de esfera, guardaba sus píldoras de láudano, su verdadero arcano”…. “Empezó en época temprana a recorrer el mundo, en busca de aventuras, visitando Alemania, Francia, Italia, los Países Bajos, Suecia y Rusia. Nunca hizo estudios ordenados ni sistemáticos, pues la subordinación a una autoridad sería su tabú”. “Paracelso ocupaba el puesto de médico de la ciudad (Basilea, Suiza), pero no se comportaba con arreglo a su cargo. Escandalizó a aquélla dictando sus cursos en el lenguaje de “los mozos y las criadas”, es decir, en alemán (por contraste con el latín, lenguaje docto), y el público se horrorizó porque aparecía en la calle vistiendo el guardapolvo del laboratorio y no el uniforme oficial. Era el hombre más odiado de sus colegas y sus trabajos médicos fueron rechazados sin excepción. A los epítetos que le dirigían contestaba con lenguaje selectamente sucio, lo que, por cierto, no constituía un espectáculo edificante”. “Al llegar a los treinta y ocho años se produjo en sus escritos un cambio característico: destácase en ellos, desde entonces, el carácter filosófico, al lado del contenido médico. Es verdad que el término filosófico no cuadra bien a su posición espiritual, que habría de llamarse más bien gnóstica. Al llegar a un momento de la vida se produce aquella extraña modificación que podría designarse como inversión de la dirección vital del alma. Sólo en pocos individuos ese cambio sutil se manifiesta clara y visiblemente como una inversión. En la mayoría de los hombres transcurre, como todas las principales contingencias de la vida, debajo del umbral de la conciencia. En los espíritus notables ese cambio se evidencia en la forma de una transformación del intelecto en el sentido de una espiritualidad especulativa o intuitiva”. “Había comenzado una era nueva, se acercaba poderosamente la caída de la autoridad de la Iglesia cristiana, y con tal caída desapareció la seguridad metafísica del hombre gótico”. «Considera la enfermedad como “un crecimiento natural, algo espiritual viviente, una semilla”. Podemos afirmar, incluso, que en el concepto de Paracelso la enfermedad era un constituyente real de la vida humana, algo que necesariamente convivía y no un odioso cuerpo extraño. Por eso la enfermedad, como quien dice, tiene cierto parentesco con los “arcana”* contenidos en la naturaleza y constituyentes de ella. En este punto, el médico más moderno estrecharía las manos de Paracelso y le diría: no soy exactamente de la misma opinión, pero pienso de modo muy parecido”. “La medicina moderna, que ya no puede considerar el alma como mero agregado del cuerpo y que, por consiguiente, toma más en consideración el “factor psíquico”, se aproxima, en cierto sentido, a la idea paracelsiana de la materia anímica viva. Con lo cual el fenómeno espiritual de Paracelso aparece en su totalidad bajo una nueva luz.» «Su panpsiquismo no fue un descubrimiento logrado después de una ardua lucha, sino que quedó prendido en él como residuo de una primitiva «participation mystique» con la naturaleza, la materia y sus propiedades». «Así no llegó a ser un destructor ciego, ni un genio semifarsante, sino uno de los padres de las ciencias naturales, un precursor del espíritu nuevo y como tal le honra la época presente».
SALUDOS;
CONSISERO, Y CONQUERDO CON PARACELSO, QUE LA ACTITUD MENTAL
O PSIQUICA DE LA PERSONA ES FUNDAMENTAL SU ANIMO EN CONSONANCIA CON EL ALMA. PARA CONTROLAR, EVITAR, Y LOGRAR SANACION EN MUCHAS EMFERMEDADES DE LA PARTE FISICA Y EN CASOS HASTA MENTAL DEL INDIVIDUO.