“Tenéis derecho a dormir tranquilos”, dice uno de los últimos anuncios televisivos de la gran multinacional de muebles Ikea. Por 99 Euros se puede comprar en sus tiendas el modelo de mesa Jokkmokk con cuatro sillas. Sus características “Pino macizo; material natural que envejece maravillosamente bien”. Ikea vende cien millones de muebles cada año en todo el mundo. La demanda de madera de 12 millones de metros cúbicos es gigantesca. El precio lo paga la naturaleza.
Gran parte de la madera para los muebles procede del norte de Rusia, como delatan los finos anillos del tronco: en el clima frío de cerca del Círculo Polar, los árboles crecen muy lentamente. La filial de Ikea Swedwood obtuvo una concesión para explotar 300.000 hectáreas de bosques naturales en la región de Carelia. Desde entonces, los bosques tienen la soga al cuello, incluidas algunas superficies que hasta ahora no habían sido intervenidas por la industria.
Pesadas máquinas cosechadoras tumban los árboles centenarios en cuestión de segundos. Los gigantes neumáticos aplastan el delicado suelo del bosque. Cada máquina arranca ochocientos árboles por día, les pelan las ramas y los apilan para transportarlos a la fábrica de muebles. La recuperación de suelos y bosques tardará muchas décadas. Cada día, Ikea continúa con la corta de más y más bosques ancestrales ricos en especies forestales. El paisaje estéril y desértico se expande. ¿Cómo podemos dormir tranquilos?
Hasta aquí la denuncia de www.salvalaselva.org desde donde piden firmas en apoyo.
¿Exageran?
Según la prestigiosa revista científica internacional NATURE, que ha publicado las conclusiones de un estudio sobre la sostenibilidad de los ecosistemas de la tierra, más bien se quedan cortos:
«La conclusión de este estudio (que también ha pasado por el peer-review, claro) es la certeza de un cambio “abrupto e irreversible” de la Tierra. Los ecosistemas habrían superado diferentes umbrales críticos (“critical transitions caused by threshold effects are likely“), y el hombre está detrás de esa presión sobre el planeta. No hay fecha para el cambio. De hecho, sería bastante absurdo concretar una fecha (este tipo de cambios son fenómenos progresivos), pero se considera seguro durante la segunda mitad de este siglo. Una ‘critical transition‘ es la que de producirse no permite volver al estado previo.»
El artículo completo se puede ver en el blog:
http://davidruyet.wordpress.com/2012/06/27/el-articulo-de-nature-del-que-todo-el-mundo-habla-o-casi/