LA NOCHE DE SAMHAIN

 

 

 

Esta tradición celta que se celebrara el 31 de octubre, coincidía con el fin del verano y el comienzo del año nuevo de aquella cultura que fue desapareciendo con el cristianismo.

Hasta hace por lo menos 35 años aún se celebraba algo que se parecía a la noche de Samhain en algunas zonas rurales de Gran Bretaña. Se escogía una pradera o, preferiblemente, un claro del bosque, y se organizaba una reunión  cuando ya se hacía de noche a la que acudían vecinos de las aldeas o pueblecitos vecinos.

Se encendía una enorme fogata, alrededor de la cual danzaban  niños y jóvenes e incluso adultos dando gritos, se preparaban unas mesas con dulces y tortas o bollos, bebidas calientes.  La gente rodeaba el fuego: hacía ya un frio considerable por estas fechas. A medida que la gran fogata se iba extinguiendo los chicos saltaban por encima. Seguramente los niños la denominarían Halloween, pero la celebración era diferente de la que conocemos como tal.

No es que tuviera nada que ver con los antiguos rituales de la fiesta donde los druidas invocaban a los espíritus de los muertos; no obstante sentías el misterio de la celebración: la claridad y el calor en medio de una oscuridad cerrada, rodeados de espesura; podías imaginar el sentimiento de indefensión que experimentaban aquellos pueblos antiguos ante la llegada del temible invierno y sus ceremonias solicitado la protección de los espíritus.

 

Esta entrada fue publicada en Lugares del mundo. Guarda el enlace permanente.