DOMINGO DE CARNAVAL
Película dirigida en 1945 por el gran Edgar Neville, con Fernando Fernán-Gómez y Conchita Montes, encantadora, dando vida a los protagonistas.
La acción se desarrolla posiblemente hacia 1920. El escenario, Madrid castizo: el rastro, una corrala, merenderos de las afueras … Una joven cuyo padre tiene un puesto de relojes usados en El Rastro que apenas les da para vivir y un joven oficial de Juzgado.
Una deliciosa intriga detectivesca, llena de humor, mostrando un Madrid añejo que sin embargo hace alardes de modernismo: se hace mención de las novelas de Nick Carter, se habla de cabarets o salas de fiestas donde se pasa droga (traidas a España por extranjeros, faltaba más).
La cámara pasea por rincones que en 1945 (año de rodaje del film) aún se mantenían casi intocados: las calles empedradas y estrechas, El Rastro tan solo un mercadillo de objetos usados, un merendero de apariencia ruinosa en las afueras con sus mesas de madera …
Y sobre todo las estampas maravillosamente recreadas de la vida a principios de siglo XX: los vecinos en la casa de corredores y su ambiente popular y castizo, el carnaval (que se celebraba con gran estusiasmo por parte de la población), los bailes que a tal efecto tenían lugar, con sus equívocos, el picaresco humor y deseos de diversión de los madrileños retratados en esta historia escrita por el mismo Neville.
Si bien Neville era un aristócrata y un intelectual, siempre se sintió atraído por la vida de la calle, los festejos, el sentir de Madrid. En la época en que se desarrolla esta historia, 1920, él era un joven que sentía el latir de la ciudad y lo disfrutaba, quizás por eso el guión transmite esa sensación de autenticidad, de algo vivido.
La cinta, en blanco y negro, acusa la falta de medios de aquella época (poca calidad del celuloide) pero al mismo tiempo da la sensación de ser casi un documental y nos traslada a un pasado que ahora parece tan lejano.
Gracias por tu descripción de la película, lidia.
Siempre me encantó Edgar neville. En este caso evoca un madrid casi onírico con la recreación del ambiente de carnaval. Los personajes son ingenuos, llenos de simpatía, aunque sus móviles no sean tan inocentes.
Un saludo