ZBIGNIEW HERBERT. Poemas

 

 

 

 

NUNCA DE TÍ

Nunca de tí me atrevo a hablar
imenso cielo de mi barriada
ni de vosotros tejados que contenéis la cascada del aire
bellos aterciopelados tejados cabellos de nuestras casas
callo también de vosotras chimeneas laboratorios de la tristeza
abandonadas por la luna estirando vuestros cuellos
y de vosotras ventanas abiertas-cerradas
que os resquebrajáis de través cuando morimos en ultramar

 

Ni siquiera describiré la casa
que conoce todas las fugas y mis retornos
aunque pequeña es y no abandona a mi párpado cerrado
nada devolverá el aroma de la cortina verde
ni el crujir de la escalera por la que traen una lámpara encendida
ni de la fronda sobre el portón

 

Querría en verdad escribir sobre el picaporte de la cancela de esta casa
de su apretón áspero y su amistoso crujir
y aunque de él sé tantas cosas
repito sólo la cruelmente común letanía de las palabras

 

Tantos sentimientos caben entre un latido y otro,
tantos objetos es posible asir con ambas manos!

 

No os sorprendáis de que no sepamos describir el mundo
tan sólo hablamos a las cosas con ternura por su nombre de pila
 
 
 
 

ESTEROSCOPIO

Una gran barrica parda en la que van vertiendo el azul de París, la plata arábiga, el verdor inglés. Añaden además una pulgarada del rosa de la India y lo remueven todo con un gran cucharón. El espeso líquido exuda por las hendiduras y el gentío, que se apiñó junto a la barrica como moscas, lame voraz gota tras gota. Pero ay, por poco tiempo. La campana del tranvía, irónico trasatlántico, covoca ya a los soñadores.

 

CARACOLA

Delante del espejo en el dormitorio de mis padres había una caracola rosa. Solía acercarme a ella de puntillas y con un repentino movimiento ponérmela en la oreja. Quería pillarla en ese momento, cuando no siente añoranza con su monótono susurro. Aunque era pequeño, sabía que incluso cuando se ama mucho a alguien, a veces sobreviene el olvido.

 

SEQUOIA

Góticas torres de acículas en el valle del torrente
no lejos de Mount Tamalpais donde al alba y al atardecer
densa la niebla como oceánicos ira y arrobamiento
en esta reserva de gigantes enseñan un árbol cortado
éneo tocón de occidente
de vetas desmesuradamente regulares como círculos en el agu
y agún perverso inscribió aquí las fechas de la historia humana;
a una pulgada del centro del tocón el incendio de la lejana Roma de Nerón,
en la mitad la batalla de Hastings la expedición nocturna de los drakkars
el pánico de los anglosajones la muerte del desdichado Harold
está referida con ayuda de un compás
y, finalmente aquí, en la orilla de la corteza el desembarco de los Aliados en Normandía

 

El Tácito de este árbol era un geómetra, no conocía adjetivos
no conocía la sintaxis que expresa terror, no conocía ninguna palabra
así que contó, añadió años y siglos como queriendo decir que no hay
nada salvo nacimiento y muerte, nada sólo nacimiento y muerte
y en el interior la cruenta pulpa de la sequoia.

 

(Antología de poemas recogida en el libro
«Informe desde la ciudad sitiada»)

 

* Zbigniew Herbert (Polonia 1924-1998): innumerables premios literarios y candidato al Nóbel en varias ocasiones. Defensor a través de su obra de la belleza, el sentimiento, la nostalgia, todo aquello que hace humano al hombre frente a la barbarie y la brutalidad.

 

 

 

 

 

 

 
 
 
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