Sino el colapso del sistema capitalista, nos expone Oscar Scopa, filósofo, profesor de la Universidad Carlos III, que ofrece una interpretación metafísica y ética de la actual crisis.
Este fin del mundo describe la decadencia y caída del Sistema. Esta colapso estaría originado -como siempre que se produce la caida de una civilización o un imperio- por defectos internos y por agotamiento del propio sistema.
El capitalismo se originó con la aparición de la burguesía como clase y Adam Smith fue su profeta. No es tan antiguo: ni siquiera trescientos años. Los que hemos nacido en él creemos que no hay vida más allá de esa estructura social y política. Oscar Scopa, mediante este ensayo, repasa las causas y orígenes de este declive y sugiere nuevos caminos para salir del laberinto en que parece haberse convertido el orden económico mundial.
He seleccionado unos párrafos que considero esclarecedores:
«El ataque contra los estados democráticos perpretado por el capital fantasma, con el fin de crear las condiciones necesarias para la mundialización de las tesis anarcocapitalistas en el sistema político, ha tenido una respuesta inmediata de esos Estados aterrorizados: darles todo lo que piden. En definitiva una forma sofisticada de negociar con el terror.
Ese ataque, o bien se realizó por una nueva forma de irresponsabilidad del capital, o bien por el desafuero que le permitió la permanente legislación a su favor con el fin de generarle escondrijos en la sofisticación. <Me voy a China, que ahí los bajos salarios se sostienen desde el Partido Comunista>».
«Inclusive el acercamiento de Nixon y Kissinger a la China maoista tenía el cometido del mismo proyecto; en este caso para enfrentar la producción de mano de obra esclava de ese país con Japón, que empezaba a subir los salarios, la Comunidad Económica Europea y la Unión Soviética. ¿Acaso nos olvidamos de los oídos sordos que, hacia fines de los años 90 del siglo pasado, se impusieron a la propuesta de Chirac de introducir una ley antidumping (laboral) frente a la amenaza para la Unión Europea de los productos de la factoría esclavista china?
Pero volvamos al demócrata Carter. Bajo su mandato se acuñó la ideología de las transnacionales, las cuales suplantarían a las multinacionales. No era sólo un cambio de nombre. Se situaba a la empresa por encima de los Estados, a los que se daba un definitivo papel subsidiario de los intereses de esas empresas. «
«El capitalismo se ha caracterizado por lanzar a la sociedad <juicios de valor> irreductibles y dogmáticos con el fin/resultado de corroborar su concepción del total. Actúa como los científicos locos de las novelas y las películas»
A ese control del total, el autor lo denomina «totalismo» (en lugar de los totalitarismos del siglo XX), aunque actúa aún con mayor determinación de detentar el poder absoluto:
«De ahí que la sofisticación esté en las manos de estos controladores del juego, estos cooligans** del capitalismo. El destino humano se ve desgarrado en los juegos que éstos y sus cómplices gestores rezuman con el fin de <apoyar a los más poderosos> jugadores, tal como declaró el G8 el 11 de octubre de 2008»
Y sobre el control mediático de la sociedad:
«<The love in your eyes>, utilizando el título de una vieja canción debía ser desterrado por ser negativo para el consumo y su control: un hombre y una mujer no deben enamorarse por que no consumen, nos hizo saber la publicidad y algunos <papers> de mediados de los años 80 del siglo pasado y propagado como dogma por los demás AIE*. En el amor, después de todo, y siguiendo a Lacán y a Santa Teresa de Jesús, lo que importa es lo que no se tiene. ¿Nos hemos dado cuenta, tambien, de que a partir de esos nefastos años 80 desapareció toda referencia a la lectura en la publicidad?
(Dado que en el amor lo importante no son las posesiones materiales sino los sentimientos inmateriales e inaprensibles).
Y sobre todo habla de los instrumentos directamente causantes del desorden actual:
«El riesgo, esa adopción de la cobardía por métodos que la ocultan sofisticadamente, termina desembocando en la apuesta, en el vínculo con el azar que nos permite creer a <aquellos que saben> sobre una acción que realizarán aquellos que desconocen. «
«El riesgo se somete y somete a los demás a los imponderables (en cierto modo catastróficos): atravesar el camino en una riada sin estar atrapado, atravesar en vuelo un huracán, acercarse a un volcán en erupción, soñar con dominar el mundo y llamarlo globalización. El riesgo es un dominio loco. Loco de banalidad, o sea vacío de objeto.»
De ahí que los bancos, que dicen tomar riesgo y piden riesgo a los clientes, pongan la exigencia de garantías»
El autor nos ofrece «la pausa, detener la acción del mal, es imprescindible« pero como eso exige un compromiso ético, duda de las actuales democracias y la aparición de políticos valientes que pongan en juego esa pausa, ya que:
«Esas violencias que aparecen (quiero lo que necesito/lo quiero todo y ya) cuando se dan vueltas a la ciénaga exigiéndole a ésta que fructificque. Una ciénaga, por más que se le inunde con millones y millones de monedas poderosas y contabilidades saneadas, no dejará de ser una ciénaga. ¿Allí refundar?»
Un ensayo que es una reflexión, con pasajes que nos puede exigir al lector medio un pequeño esfuerzo de concentración (desacostumbrados como estamos en mitad de este océano de cultura de evasión desprovista de contenido), y que examina las formas perversas de gobierno «posibilismo, instaurado como única forma de gobierno a partir de los años 70, a nivel mundial», y se pregunta ¿Por cuanto tiempo?
Esta reseña es una pequeña, pequeñísima muestra, del rico contenido de este libro lleno de referencias, percepciones, propuestas y planteamientos analíticos. Imprescindible.
* Aparatos Ideológicos de Empresa
** Cooligans: «hooligans» del Sistema, con maneras cool/»hombre frío», indiferentes a las consecuencias de sus acciones sobre sus semejantes.