¿Son todas las guerras y conflictos armados simples oportunidades para grandes transacciones financieras?
Anthony Sutton, escritor, ensayista político y periodista de investigación (Londres 1925-2002), Doctor en Economía, nos expone teorías, datos incuestionables y conclusiones en sus escritos, de los cuales los más importantes son: Wall Street y la Revolución Bolchevique, Wall Street y el ascenso de Hitler y Wall Street y F. Delano Roosvelt. Investigó a Sociedades como Skull & Bones y lo que él llamó Socialismo Corporativo, en el cuál la sociedad estaría sometida a la Banca que, a su vez, usaría al Estado como instrumento.
Quiero centrarme sobre todo en Wall Street y el ascenso de Hitler; ¿es posible que la «última guerra justa» como se ha llamado a la II Guerra Mundial fuese propiciada y favorecida gracias a la sed de negocios de las grandes corporaciones americanas, incluídos los bancos?
Sutton dice:
«Los Estados Unidos jugaron accidentalmente un papel importante en los avances técnicos armamentísticos de la Alemania nazi. Aunque los proyectistas militares alemanes habían pedido y persuadido a las corporaciones industriales norteamericanas para que instalaran equipo moderno de producción en masa, ni los economistas militares ni las corporaciones parecen haber comprendido plenamente lo que eso significó.
Sus ojos se abrieron cuando dos de las principales compañías de automóvil americanas construyeron plantas en Alemania para vender en el mercado europeo, eludiendo de esa forma el transporte por océano y los altos aranceles alemanes. Se llevaron alemanes a Detroit para aprender técnicas de producción especializada de componentes, y de ensamblaje en línea. Lo que vieron aquellos ingenieros en Estados Unidos causó la reorganización extensa y re-instalación de importantes plantas de guerra alemanas. Las técnicas aprendidas en Detroit se usaron para construir el futuro bombardero en picado Stukas… Mientras tanto, representantes de IG Farben* en Estados Unidos conseguían permiso para que grupos de ingenieros alemanes visitaran no solo plantas sencillas de producción sino otras de importancia militar en la que dichos ingenieros aprendieron técnicas industriales avanzadas que se usaron en II Guerra Mundial contra contra los Aliados.
En el período de entreguerras y con el objeto de que Alemania pagara sus deudas a los países vencedores de la I Guerra Mundial, el Gobierno estadounidense inició varios proyectos. Uno de ellos fue el proyecto BIS: Banco de Transacciones Internacionales (Bank of International Settlements).
El proyecto BIS fué fraguado en reuniones entre los principales banqueros mundiales, entre ellos J.P. Morgan y también Hjalmar Schacht presidente del Reichsbank, el Banco Nacional Alemán. De hecho, parece que fué Schacht el verdadero inspirador de este Banco Internacional:
«… nada menos que crear un sistema mundial de control financiero, en manos privadas, capaz para dominar el sistema político de cada país y la economía del mundo como un todo«.
¡Qué familiar suena todo esto ahora mismo!, los inicios de lo que muchos años más tarde se llamaría el Nuevo Orden Mundial:
El BIS continuó su trabajo durante la Segunda Guerra Mundial como el medio a través del cual los banqueros o quienes al parecer no estaban en guerra entre sí continuaron un intercambio mutuamente beneficioso de ideas, información, y planeando el mundo de posguerra. Como un escritor ha observado, la guerra no diferenció a los banqueros internacionales.
El hecho de que el Banco poseyera un personal verdaderamente internacional hizo, por supuesto, presente una situación muy anómala en tiempo de guerra. Un Presidente americano estaba llevando a cabo negocios con el Banco a través de un Gerente General francés que tenía un Gerente General Asistente alemán mientras el Secretario-general era un italiano. Estos hombres estaban, por supuesto, diariamente en contacto personal entre sí. Salvo por Sr. McKittrick [vea infra] que se situó por supuesto permanentemente en Suiza durante este periodo y en ningún momento se suponía que estaba sujeto a las órdenes de su gobierno. Sin embargo, los directores del Banco continuaban, por supuesto, en sus países respectivos y no tenía ningún contacto directo con el personal del Banco. Se alega, sin embargo, que H. Schacht, presidente del Reichsbank, mantuvo un representante personal en Basilea durante la mayoría de este tiempo.
Y todo esto mientras millones de hombres morían en los campos de batalla defendiendo unos principios morales y una idea de civilización.
* I.G. Farben, Industrias químicas alemanas que fabricaron el Gas Zyklon B, utilizado en los campos de exterminio.