Brasil: de los «sin tierra» al genocidio de los indios amazónicos

 

Desde su independencia, Brasil se distinguió por gobiernos autoritarios y una injusticia social que apenas ha sufrido variaciones. El cine de los años 60 lo denunció en films como «Dios y el diablo en la tierra del sol», donde los habitantes del «sertao», región semiárida del norte de Brasil, intentaban sobrevivir desde siempre acosados por los sicarios de los terratenientes (coroneles) y la policia estatal. Algunos grupos de campesinos conocidos como «cangançeiros» intentaban hacer frente a este acoso. Cuando eran alcanzados se los masacraba sin piedad.

 

Grupo de "cangançeiros" años 30

 

Actualmente, en Brasil hay unos cuatro millones 700 mil familias de pequeños productores, en su poder está tan sólo el 30 por ciento de las tierras. Hay otros cinco millones de familias que no tienen ni un trozo, pero hay 320 mil grandes terratenientes que monopolizan el 70 por ciento.

 

Choza de campesino en el sertao

 

 

 

 

 

 

Las revueltas de los «sin tierra» han sido una constante reflejada en la prensa del país, especialmente en antiguas revistas como «O’ Cruzeiro», aunque apenas tenían eco fuera de la nación.

"vaqueiro" o humilde cuidador de ganado en el sertao

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Actualmente, ese acoso y exterminación se ha desplazado a la Amazonía, donde entre otras, la tribu amazónica de los Awá se enfrenta a la aniquilación

niña "awa"

«La zona en la que vive la comunidad ha sufrido la llegada de numerosos colonos y madereros que practican la tala ilegal sin que las autoridades hayan intervenido pese a conocer sus identidades, explica la organización no gubernamental (ONG).

Según explica Survival International, los colonos y madereros están «masacrando» a la tribu, que es «víctima de un genocidio» y «desaparecerá si las autoridades no toman medidas urgentes».

«Una tragedia se está desarrollando ante nuestros ojos debido al completo fracaso de las autoridades brasileñas», denuncia Stephen Corry, director de Survival, citado en un comunicado de la organización.»

Este fracaso no es una casualidad. Evitar esto hubiese significado por parte del gobierno una reforma agraria, algo que los «coroneles» o «fazendados» no estaban dispuestos a permitir. Así pues, «justificándose» con la cesión de tierras a los colonos, se han abierto las puertas de la destrucción de ese patrimonio de la humanidad que es uno de los pilares del clima del planeta.

Por supuesto, las multinacionales de todo tipo se han unido al carro, fuertemente apoyadas por los países más poderosos, a los que se van a abrir enormes extensiones de territorios vírgenes para ser devastados.

 

Una "sin tierra" oponiéndose a las fuerzas policiales

 

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