LA CAíDA. (Torre Nilsson)

 

 

La Caída fue dirigida por Leopoldo Torre Nilsson en 1959. Ganó premios y fue nominada en festivales.

El guión es de Beatriz Guido, reconocida escritora argentina, y pareja de Torre Nilsson, una unión que sería tanto sentimental como artística.

La historia comienza con la llegada de Albertina, una joven de provincias de buena familia venida a menos, a estudiar Letras en Buenos Aires. Su presupuesto es limitado y a través de un anuncio alquila una habitación en una enorme casa donde habita una mujer enferma con cuatro hijos. Albertina no sabe qué le impresiona más, si la indiferencia de la madre hacia sus hijos o el comportamiento de esos niños, precoces, indisciplinados, que por momentos actúan como personas mayores y a continuación muestran actitudes infantiles. La obsesión de esos niños que sobreviven por sí mismos es la figura de un tío ausente, «viaja mucho», que cuando raramente les visita, les lleva a restaurantes, les compra regalos y les deleita con historias de viajes y aventuras.

Albertina conoce a un jóven abogado de la burguesía con el que empieza a salir; esto sirve de excusa a Beatriz Guido para poner en solfa la moral imperante en aquellos momentos, su hipocresía. El título de la película significa, -tal y como declara la protagonista en determinado momento-, ese fracaso por escapar del papel pasivo que tenía adjudicado la mujer: dejar la carrera sin terminar, renunciar a una profesión, elegir… Hay un momento en que las dos historias se entrecruzan: su relación con el abogado y su vivencia con los niños de la casa, ambas son incompatibles, antagónicas.

La historia es autobiográfica, salvo que la acción tuvo lugar en la Italia de posguerra. Beatriz Guido estuvo en Roma haciendo un curso y la pensión en la que se hospedó está retratada en el film. No hay duda de que esa experiencia la debió marcar. El enorme caserón, la atmósfera opresiva, el desamparo que sufren los niños que ellos disimulan con descaro y malicia, envuelven a la joven que no puede desentenderse del drama que se desarrolla ante sus ojos.

Elsa Daniel más que interpretar se identifica con su personaje; quizá no podríamos imaginarnos el film sin ella. Lautaro Murua dando vida al tío lejano y casi irreal.

 

 

 

 

 

 

Beatriz Guido

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