MAIAKOVSKI – I

(Georgia, Rusia 1893 – 1930). Poeta futurista, apostol de la revolución que exaltó en sus versos y sobre la que predicó visitando países. Poco a poco desengañado, comenzó a ser vigilado por considerarsele demasiado individualista e incluso disidente, hasta que finalmente se suicidó en 1930.

El primer poema «Adios», corresponde a la época en que aún creía en la revolución. El segundo, un fragmento de «A plena voz»es ya un exponente de su estado de ánimo en esos últimos meses. Más allá de sus ideales políticos, permanece su lirismo intenso y desesperado, una voz llena de fuerza y coraje.

 
 
ADIOS
 
 
El coche se ha llevado mi última moneda,
¡A qué hora sale el tren para Marsella?
París me acompañaba
con toda su inverosímil belleza
despidiéndome.
 
El barro de la despedida,
ensombrece mis ojos.
Mi corazón sentimental
me estremece.
Hubiera querido vivir y morir en París
si no hubiera existido esa tierra:
Moscú.
 
 
 
 
A PLENA VOZ
 
 
…………
 
Oid, camaradas descendientes,
al agitador cabecilla vocinglero,
apagador de charlas poetizantes,
yo pasaré por encima de los tomitos líricos,
hablando fuerte con torrentes de poesía,
hablando vivo con los vivos.
 
Llegaré a vosotros,
al lejano comunismo
no como el trino cantor de Esenin.
Mi verso llegará,
pero no así,
a través de la cumbre de los siglos,
por encima de poetas y gobiernos.
 
Mi verso llegará pero no así,
no,
como llega la flecha lírica amorosa,
no,
como al numismático le llega la moneda gastada
ni como llega la luz de estrellas muertas.
 
Mi verso ciclópeo
romperá la mole de los años,
como rompe en nuestros días,
visible,
basto,
rudo,
igual que hasta el tiempo presente
llegó el acueducto de Roma,
trabajado por esclavos.
 
Entre túmulos de libros,
tumbas de la poesía,
hallaréis casualmente el hierro de mis versos,
y con respeto los tocaréis como viejas armas aún temibles.
 
……………
 
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