“Todo aquello que se manifiesta se encontraba ya incluido en el principio inicial, en el ain. Y este ain ni tiene principio ni tiene fin. Todo principio, según la Cábala, procede de otro principio; y cada principio es ain, nada, esencia, respecto al principio que le sigue, que es yech, existencia.
(La Cábala. Origen remoto)
“Todos los mundos, Arjuna, incluso el de Brahma, están sujetos al renacimiento”
“Los que conocen el día y la noche saben que el día del Creador dura mil edades y su noche otras mil. Al amanecer el día, lo manifestado surge de lo inmanifestado. Y al llegar la noche todo se disuelve de noche en lo inmanifestado, pero la Realidad inmanifestada eterna no perece al destruirse todos los seres”
Y qué es esa Realidad?
“Hijo de Kunti, yo soy el sabor del agua, soy el resplandor de la luna y el sol, soy la sílaba sagrada de los Vedas, el sonido del espacio y la humanidad en los seres humanos”
(Baghavad Gita. Recoge enseñanzas de los Vedas)
“Esta partícula anti-material está dentro del cuerpo material. Este cuerpo material cambia progresivamente de infancia a pubertad, de pubertad a juventud y a vejez, después de lo cual la partícula anti-materia abandona el viejo e inservible cuerpo y tomo otro cuerpo material”
(Bagavad Gita)
Las mónadas no son materiales, ni extensas, ni divisibles, ni duales; son únicas y no se pueden tampoco identificar con los átomos, porque los átomos son materiales y extensos y hasta divisibles, porque de acuerdo al cálculo infinitesimal, como substancias extensas siempre será divisibles.
La mónada sólo puede ser fuerza, energía, vigor. Pero esa fuerza no es material como la conocemos en nuestra experiencia sensible, que es definida por la capacidad de un cuerpo para poner a otro en movimiento. Su fuerza es la capacidad de obrar, actuar.
La mónada es substancia activa, psíquica, la capacidad de variar nuestro estado interno.
(Leibniz. Filósofo y Matemático. 1646-1716)
“Uno puede preguntarse, en primer lugar, si la Vida, bajo la tensión creciente del Espíritu en la superficie del globo, llegará algún día a forzar de manera ingeniosa las barreras de su prisión terrestre, sea por encontrar el medio de invadir otros astros deshabitados, sea por establecer una relación psíquica con otros focos de conciencia a través del espacio, lo que constituiría un acontecimiento aún más vertiginoso. La reunión y la mutua fecundación de dos Noosferas … Suposición ésta que, a primera vista, puede parecer insensata, pero que al fin y al cabo no hace más que extender el Psiquismo hacia una escala de magnitud tal, que nadie puede objetar su validez, dentro de las posibilidades de la materia. La Conciencia construyéndose, pues, finalmente, mediante una síntesis de unidades planetarias. ¿Y por qué no dentro de un Universo cuya unidad astral es la galaxia?
(Theilard de Chardin. El fenómeno Humano. 1948)