Extraña y original película dirigida por Frank Perry en 1968. Está basada en un relato de John Cheever al que Perry imprimió su sello personal, llegando al conflicto con los productores.
Este film es una metáfora, una parábola o mejor: una «road movie». Solo que el viajero no transita por caminos y carreteras sino por su propia vida.
Un hombre de edad madura, Ned Merrill, va recorriendo una serie de urbanizaciones de lujo a través de sus piscinas, nadando de una en una, encontrándose con los propietarios que son sus amigos, simples conocidos, enemigos …
El comienzo es grato: verano, piscinas de aguas azules, casas donde personas alegres y encantadoras le dan la bienvenida… más poco a poco el recorrido va adquiriendo otros tintes, otra tonalidad, y en el rostro de Ned vemos aparecer la perplejidad, la incertidumbre, y finalmente la angustia.
La narración es una crítica despiadada a la frivolidad de la clase alta americana y su modo de vida, pero al mismo tiempo una reflexión sobre la necesidad de justificar nuestra vida al llegar a un punto de ella. Ned necesita desesperadamente la certeza de que todas sus renuncias -aquel amigo, el auténtico amor que apartó a un lado en su camino hacia el éxito- estaban justificados por lo conseguido: el triunfo profesional, la prosperidad económica, la familia perfecta.
Esta historia agridulce, con un final amargo, donde el verano se torna en invierno, está magníficamente interpretada por Burt Lancaster, que da vida a un Ned Merrill vigoroso, lleno de energía y vitalidad, pero también vulnerable y confundido, a punto de perder la razón.
Una cinta que es, en fín, una rareza, abierta a mil interpretaciones personales, y aportando a su vez al espectador elementos para meditar (algo tan escaso en el cine de hoy).
De esas pocas películas que cada persona que la ve puede interiorizar con su propia vida e interpretarla de un modo propio.
Ned también, de algún modo, recorre un camino a través de las piscinas que desemboca en la concienciacion de su soledad, tanto exterior como interior, en el momento actual de su vida. Él mismo cuenta a la gente con la que se encuentra que está «explorando», y de algún modo en realidad sí está explorando, pero a si mismo.