Además de una cinta de cine negro, en la que cobran protagonismo las calles de una gran urbe, desalmada, inhóspita, la historia es, sobre todo, una indagación sobre sus personajes: qué les ha empujado a estar al borde de la ley, deslizándose lentamente hacia el delito.
William Dieterle, un escrutador del alma humana, muestra el impacto del desengaño personal y la decepción en la vida del protagonista, que devienen en indiferencia hacia el mundo. No perdona a los demás y, sobre todo, a sí mismo, su anterior ingenuidad
Esta actitud le hace compañero de viaje de otros seres: el tahur profesional, el delincuente sin escrúpulos, el modesto corredor de apuestas que intenta guardar cierta dignidad …
Charlton Heston en su primer papel protagonista, atrayendo hacia él la cámara. Lizabeth Scott, que nunca llegó al estrellato pese a impregnar a sus personajes de una vulnerabilidad y un glamour distante.