Film boliviano de 1989, dirigido por Jorge Sanjinés. Un cine que lleva la etiqueta de independiente, aunque la producción fué financiada por varios países, entre ellos España, si bien creo que nunca se estrenó aquí.
Esta historia, por momentos, parece un documental sobre las condiciones de vida del pueblo aymara, en los Andes: sus penurias para subsistir, la represión sufrida en diferentes momentos por parte los sucesivos gobiernos ..
El protagonista, Sebastián Mamani, se deja seducir por la vida en la ciudad y, deseando conseguir los bienes materiales que esa ciudad le ofrece, traiciona a su pueblo. La historia desemboca dramáticamente en las extraordinarias imágenes de la danza ritual que protagoniza voluntariamente para expiar su culpa.
La película plantea en todo momento la idea de la vuelta a las raices, (los miembros de la comunidad que siguen respetando sus leyes ancestrales mantienen una dignidad y rectitud que pierden aquellos que se marchan para intentar integrarse en la civilización «occidental» a la que muestra como represora y destructiva).
Nada que oponer; de hecho la invasión de unos pueblos por otros supone una «aculturación». No obstante, superar esta dominación e integrarse, también depende en gran medida de los individuos del pueblo sometido.
Lamentablemente, como se ha visto en los últimos años el acceso al poder de miembros de etnias como la aymara, no ha proporcionado a esas comunidades el avance y la justicia social que cabía esperar.
Solamente queda señalar la notable presencia del protagonista, Reynaldo Yurja, poseedor un rostro que recuerda las tallas incaicas.