La prehistoria del Viejo Mundo

El hierro

» … es lógico suponer que el primer conocimiento del metal parta del conocimiento de los llamados meteoritos o aerolitos ferrosos y de los metales en estado nativo. El hierro meteórico sería tratado como cualquier piedra utilizada para la fabricación de objetos líticos, siguiendo técnicas similares a las que aún hoy es utilizada en Groelandia por los esquimales. Ahora bien: una serie de hechos etnográficos parecen señalar quizá por esta manufactura de los meteoritos y su asociación con el «fuego celeste» que el hombre primitivo vinculó sus primeros conocimientos del metal a los espacios siderales y por extensión a «lo alto», a lo sacro celestial. Tal idea, que florece 4.000 años a. de J.C. en Sumeria, quizá debida al vocablo más antiguo que ha llegado al historiador para designar al hierro, an.bar, constituido por los signos pictográficos «cielo» y «fuego» y que se traduciría como «metal celeste», «metal estrella», «relámpago celeste» (meteorito). …»

El ámbar

«… Escandinavia y Alemania del Norte, no productoras ni de cobre ni de estaño, reciben el metal de los mercaderes de la cultura del Aunjetitz. A cambio, las llanuras nórdicas proporcionan al comercio europeo el codiciado ámbar, resina fósil recogida en los litorales del Báltico y de Dinamarca Occidental, muy buscada para joyería y que era adquirida abundantemente entre los siglos XVI y XV a. de J.C. por los micénicos que se llegan a buscarla hasta las bocas del Po, constituyendo su comercio de un provecho notable para los hombres de Aunjetitz y de Polada. Los de Wessex desarrollan asímismo una gran actividad comercial: se cambia el ámbar danés y las agujas de bronce de Europa Central por joyería de oro y cobre de Irlanda; estos intercambios enriquecen a régulos y jefes de pueblos, sobre todo en la Europa Central y Wessex. El poder y la riqueza de la clase dirigente se manifiesta sobre todo en los ajuares funerarios de sus túmulos, donde se depositan sus tocados (torques, diademas, etc) y armas (entre las que aparecen las primeras espadas y puñales que nos dejan entrever contactos con el Egeo y Próximo Oriente proto-arioeuropeos.

Una aristocracia guerrera ha nacido para explotar los provechos de la metalurgia y del comercio. Es para ella para el que todo un artesanado especializado -ya siervos, ya proletarios, es decir, que trabajan a cambio de un jornal- elaboran este «estilo europeo» del II milenio a de J. C. que cabe reservar a la joyería y a la decoración de armas; extrayendo del substrato heládico-danubiano el tema decorativo de la espiral y que al principio manifiesta su originalidad y su gusto, exclusivamente con motivos puramente geométricos, entre los que destaca el círculo.»

(J. M. Gómez-Tabanera)

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