Extraño e inusual film, basado en una historia de Pushkin. Scorsese declaró que era una de sus películas favoritas y que la consideraba una obra maestra.
Sin llegar tan lejos, hay que admitir su originalidad al tratar el tema de la ambición y lo diabólico. Sobre todo teniendo en cuenta que fue rodada en 1948: el cine todavía era suficientemente joven; no necesitaba buscar perspectivas inusitadas.
Principios del siglo XIX, invierno en una ciudad rusa, calles desoladas, luces sombrías, un personaje que se sabe valioso, audaz e inteligente pero que se ve relegado por no ser aristócrata. Y como eje, el triunfo en el juego de cartas, que puede proporcionarle el ansiado poder económico. Si tan sólo pudiera obtener el secreto para ganar eternamente que, según la leyenda, le fue revelado a alguien de esa ciudad …..
Thorold Dickinson dirigió con maestría esta historia con ribetes tenebrosos. Anton Walbrook da vida al protagonista dotándole de intensidad e indiferencia y mostrando al mismo tiempo su resentimiento y su lejanía.